Artículo escrito por el Hermano Mayor de San Bernardo, José María Lobo Almazán, en el boletín de su Cofradía de diciembre de 2011.
La Iglesia parroquial de San Bernardo,desde que se construyó y bendijo en 1785, ha sufrido multitud de cambios en su interior. Todos los cambios fueron consensuados entre unos y otros, salvo el llevado a cabo, ahora hace 75 años, con motivo de las revueltas ocurridas en Sevilla en Julio de 1936.
Para hacernos una idea de lo ocurrido, basta sólo ver el informe que sobre la iglesia de San Bernardo elabora la Junta Conservadora del Tesoro Artístico -2ªDivisión-, días más tarde de los acontecimientos:
“La arquitectura de esta iglesia no ha sufrido daños de consideración. Porello, tras una limpieza a fondo de la misma y recogida de los restos de retablos, esculturas,etc., puede abrirse al culto rápidamente./ Los mayores destrozos se han efectuado en las imágenes, sin embargo, alguna de ellas pueden ser reconstruidas pues sólo han sido destruidas a golpe, conservándose los fragmentos; otras por el contrario han sido quemadas, como por ejemplo el Cristo de la Salud, una Asunción del taller de Montañés y otras. Los retablos excepción hecha del mayor también han sido destrozados en parte./ El cancel principal y las puertas han sido destrozados y quemadas por lo que es preciso la construcción de alguna de estas. / Entre los cuadros que ornaban la iglesia han sidoretirados por esta Junta tres de ellos para proceder a su restauración, caso de ser posible./ Han sido, también destruidos varios ornamentos de la iglesia y entre los objetos de orfebrería faltan tres cálices, dos copones,una taza, un viril de plata, un manifestador de plata, Meneses; se encuentra destruida en parte, la Cruz parroquial de plata. Los objetos que se han salvado de los saqueos se encuentran en poder del Cura Párroco de San Sebastián. / El archivo también ha sido saqueado hallándose diseminado en gran parte por la iglesia, mucho agradecería esta Junta al Sr. Cura que quedase encargado en definitiva de la parroquia, la ordenación de todos aquellos documentos que tan interesantes son, para la historia del edificio, como para los trámites legales de la feligresía. / Sevilla
7 de Septiembre de 1936 / EL SECRETARIO
/ Vº Bª / El vicepresidente accidental / Firmado: Ilegible”
Como podemos observar por el informe, el templo no sufrió deterioro de consideración durante los sucesos revolucionarios, tan sólo se vio afectada la estatua del Santo Titular de la portada, pero sin mutilaciones de importancia.
Retablo que reproduce la desaparecida Virgen del Refugio, en una vivienda de la calle San Bernardo.
También vemos que la Iglesia no se quemó, los exaltados hicieron una hoguera en la puerta principal y la avivaron destrozando altares y arrancando las imágenes para echarlas al fuego, dejando el interior de la misma totalmente alterado y teniéndose que restaurar altares, imágenes, pinturas y otros elementos decorativos, así como también hubo que reponer otras muchas obras de arte que habían desaparecido pacto de las llamas.
Para ver realmente los cambios que se tuvieron que hacer a partir de entonces, trataremos de hacer un pequeño recorrido por las naves del templo, describiendo todos los elementos y resaltando lo perdido para poderlo comparar con lo
actualmente existente.
En la nave central, su altar mayor estaba presidido en su hornacina principal por una interesante imagen del Santo Abad de Claraval, obra probable del último cuarto del siglo XVII. A los lados las esculturas de San Pedro y San Leandro. En el cuerpo superior, la figura del Crucificado en el centro, y las estatuas de San Isidoro y San Fernando, parecían compañeras de la imagen Titular. A excepción de estas dos, que se hallaban en sus respectivos lugares, las demás fueron destrozadas.
En los machones del arco toral, se hallaban dos sencillos retablos, dedicados a la Virgen del Carmen y a Santa Teresa.
Colgados en los pilares de la nave varios lienzos con figuras de Apóstoles, y en los machones de los pies, dos relieves, representando el uno, la Santísima Trinidad y el otro la imagen de la Virgen, portada por ángeles y en actitud de ser coronada por Aquella. Ambos relieves, piezas maestras de la escultura sevillana, estaban documentados entre la producción del insigne imaginero Juan Martínez Montañés; siendo además elementos muy importantes para el estudio de la evolución artística de dicho maestro, por la fecha a que pertenecen, ya que formaban parte del desaparecido retablo mayor del Monasterio sevillano de Santo Domingo de Porta Coeli, ejecutado por el citado escultor en su arquitectura, talla y escultura, y pintado, dorado, encarnado y estofado, por el eximio pintor Francisco Pacheco de 1605 a 1609. Las citadas imágenes de los retablos, desaparecieron, así como las figuras del Apostolado. Los referidos relieves fueron destrozados; conservándose deterioradas, algunas cabezas y pequeños trozos. A los pies de la nave central, un órgano sufrió importantes desperfectos, y en la capilla bautismal se destrozaron algunas pinturas, todas de poco interés artístico.
En la cabecera de la nave del Evangelio se hallaba la capilla Sacramental, ocupando el fondo de la misma un retablo cuyos elementos constructivos mostraban caracteres neoclásicos y en su decoración se mantenían motivos de tipo rocalla. Estaba constituido por una especie de baldaquino, donde se hallaba la imagen de la Inmaculada, de estilo barroco y producida en el mismo momento que el retablo; y en la parte inferior un doble elemento constituido por el Sagrario y Tabernáculo. En este se hallaban varias imágenes pequeñitas de notoria belleza artística, representando a San Miguel Arcángel, Santo Tomás de Aquino, San Juan Bautista, San Juan Evangelista y San Agustín.
Del mencionado Sagrario se quitó un pequeño estípite, que se conservaba; la escultura de la Virgen fue destrozada, habiéndose hallado las manos y la cabeza con dos impactos de bala; las demás imágenes referidas, quedaron acéfalas, y con alguna otra mutilación.
En dicha capilla además había, dos cornucopias con símbolos Eucarísticos y un retablo neoclásico sencillo donde se hallaba notable lienzo representando a la Virgen del Pópulo, que sufrió deterioros. En dicho retablo se veneraba también una imagen del Sagrado Corazón de Jesús que desapareció. Dicha imagen la había donado a la Hermandad Sacramental, en 1914, Dª Eduarda Merino Vargas, así como el importe de la restauración del referido retablo.
Saliendo al crucero, se hallaba una imagen de gran interés artístico del Niño Jesús y dos lienzos con figuras de Apóstoles. Uno y otros, desaparecieron.
A continuación en el frente principal del crucero, se situaba el retablo dedicado a las Ánimas del Purgatorio. Arquitectónicamente dicho retablo estaba constituido por un cuerpo delimitado por columnas salomónicas y un ático con la escultura del Arcángel San Miguel. En él se podía ver el magnífico lienzo con la historia del Juicio Final, concertado por el insigne pintor Francisco de Herrera y Aguilar, llamado comúnmente “el Viejo”, el año 1628. El retablo no sufrió desperfectos pero el lienzo quedó dividido en varios trozos.
Seguidamente se hallaba en la nave un retablo estilo rocalla, perteneciente al siglo XVIII, donde se veneraban una imagen de Jesús atado a la columna donado a la Hermandad Sacramental por el hermano y bienhechor D. Eusebio Pulido, cuatro figuras de Evangelistas y, en el ático, a las Santas Justa y Rufina, todas en madera policromada. Estas obras se perdieron en el saqueo, pero el retablo solo sufrió ligeros desperfectos –en la actualidad en su lugar se sitúa el altar de Santa Bárbara-.
Pasado el cancel de la puerta, que también fue destrozado, se hallaba otro retablo sin interés alguno, con la Imagen del Cristo de los Afligidos y las esculturas de San Juan Nepomuceno, San Julián y Santa Rita, todas en madera policromada. El retablo sufrió ligeros deterioros y las imágenes se perdieron.
En el testero colateral de la nave de la Epístola, se encontraba un interesantísimo retablo barroco, concertado por el maestro Fernando de Barahona en 1690,de notoria importancia en la evolución de los elementos arquitectónicos sevillanos. Presidía el camarín central, la imagen de vestir de Nuestra Señora del Patrocinio, carente de mérito artístico; a los lados las figuras de San José y San Antonio de Padua en madera policromada, de la misma época y estilo del retablo; en la parte superior, notable relieve representando la Visitación, de análogos caracteres. Arquitectónicamente el retablo no sufrió deterioros importantes, aunque si hubo que lamentar la pérdida de la imágenes.
Saliendo al crucero se hallaban dos pinturas de Apóstoles, que desaparecieron, ocupando el testero un bello retablo barroco, de análoga composición al de Ánimas, situado frente a él. Fue concertado por el referido maestro Fernando de Barahona en 1692. En él se veneraba la importantísima imagen del Cristo de la Salud, Titular de la Hermandad de penitencia de San Bernardo. A sus pies se hallaba postrada en actitud dolorida la figura de la Magdalena, y en los lados Nuestra Señora del Refugio y San Juan.
El retablo no sufrió en su integridad arquitectónica; pero sí las imágenes referidas. La del Crucificado quedó extraordinariamente mutilada, conservándose sólo restos de algunas extremidades.
Siguiendo la nave se hallaba un retablo de estilo rocalla, dedicado a San José. La imagen del Santo Patriarca, portaba el Niño Jesús en sus brazos, según la iconografía josefina del siglo XVIII. En el ático del retablo existía un lienzo representando la Coronación de la Virgen y en la parte baja, varias figuras de barro de un Nacimiento, y otras más de las que no se encuentran datos. Las citadas imágenes escultóricas desaparecieron.
A continuación, existía un sencillo retablo donde recibía culto la imagen de vestir de Nuestra Señora del Buen Aire. En su parte baja, curiosa pintura de Santa Lucia. Uno y otras perecieron –en la actualidad no existe ninguno en su lugar-.
Seguía un interesante retablo de estilo rocalla, del tercer cuarto del siglo XVIII. En él se exhibía una notable pintura de la Anunciación y a los lados relieves con figuras de Santos y otro representando asunto benedictino, en la parte superior. En el plan de Altar, había una urna con la figura yacente de la Virgen del Tránsito, de singular mérito y procedente del destruido convento de San Agustín, traída por el fraile agustino Fray Manuel Sánchez Sousa y colocada con autorización de la Hermandad Sacramental. El retablo sufrió importantes mutilaciones y muy destrozada resultó la referida pintura.
El último retablo de la nave era de estilo neoclásico, donde recibía culto una interesante imagen de Nuestra Señora del Rosario, salvada del saqueo, por hallarse fuera del templo durante los sucesos revolucionarios. Su camarera después de las elecciones del 16 de febrero,tuvo buen cuidado de ponerla a buen recaudo, llevándose la escultura a su domicilio. Dicha Imagen fue la que presidió el Altar Mayor el día de la bendición del templo de San Bernardo, después de su restauración, un 11 de febrero de 1.937.
Una vez hecho el recorrido, podemos apreciar como era el nterior de nuestro templo de San Bernardo hace 75 años; y comparándolo con lo existente en la actualidad,
podemos observar los cambios efectuados después de aquellos tristes sucesos.
HERNÁNDEZ DÍAZ, José y SANCHO CORBACHO, Antonio: “Estudio de los edificios religiosos y objetos de culto de la ciudad de Sevilla, saqueados y destruidos por los marxistas”. Sevilla, Imprenta de la Gavidia, 1936.
SEBASTIÁN y BANDARÁN, José (Pbro., Capellán Real) y TINEO LARA, Antonio (Cura ecónomo de Omnium Sanctorum): “La persecución religiosa en la Archidiócesis de Sevilla”. Sevilla, EditorialSevillana, 1938.
Oficio de la “Junta Conservadora del Tesoro Artístico – 2ª División” facilitado por mi buen amigo, el investigador Mario Sánchez Álvarez, extraído de los Expedientes correspondientes a las piezas décima y undécima relativas a la Persecución religiosa de la provincia de Sevilla y al Tesoro artístico y Cultura roja de la provincia de Sevilla.
(A)RCHIVO (H)ERMANDAD (S)ACRAMENTAL (S)AN (B)ERNARDO. Libro nº 15 “Libro de Inventarios”. 1857 – 1928. A.H.S.S.B. Libro.
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