Las calles de la Ciudad de Sevilla han sufrido cambios como en todas las épocas o sistemas políticos. La República cambio las de las Monarquía, el generalísimo cambio la anterior época y finalmente la transición trastocó el nomenclátor.
La creación de la Ley de la Memoria Histórica suple a la de Amnistía de 1979 y a la de la Ley de protección de Datos de 1999 para consultar cualquier documentación. La legislación ha contraído grandes contradicciones, beneficiado la apertura de los archivos pendientes. Aunque algunas entidades militares solamente le han dado aquellos que se quiere enseñar. Las leyes podrán gustar o no gustar, pero el cumplimiento es un deber para paisanos y militares. La documentación a investigar debe de servir para transmitirle la verdad a la familia y a la sociedad. Esconderla solo nos engaña pero utilizarla con parcialidad solo sirve para politizarla. No se puede abrir continuamente una Causa General.
Los cambios de los nombres de las calles desde un punto de vista económico es incoherente. Tras la preventiva rotulación se ha vuelto a titular como primitivamente se encontraba. Estos gastos incomprensibles quien lo justifica o lo sancionan, tras jugar con los impuestos de la mayoría.
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